25/11/14

Con sabor a nuestro

¡Cuántas veces sentimos la necesidad de quemar kilómetros bajo nuestros pies buscando rincones únicos sin percatar -o sin recordar- que vivimos en una tierra privilegiada! Un domingo del mes pasado, aprovechando el veroño tropical de esta Euskadi nuestra (lo de las estaciones está pasado de moda), decidimos pasar el día conociendo algún lugar nuevo. Nunca había oído hablar de Ea, un pueblito de la costa vasca también conocido, según un libro de rutas que tenemos en casa; como los 'fiordos vascos'. 

La costa de Bizkaia es mi segundo lugar favorito, después de la costa de mi querida Gipuzkoa (Hondarribia, Zumaia, Orio, Zarautz, Getaria... y Donostia ¡qué decir!). Previa parada en Gernika, llegamos a Ea, un pequeño pueblo de cuento donde el mar es uno más de sus habitantes y la playa es la plaza del pueblo. Su parte vieja es un curioso entramado de cortas y sinuosas calles que, como nuestras vidas, van a dar en la mar. No pude evitar de acordarme de nuestro road trip del verano y de las estampas de Annecy, aquel pueblo francés a orillas de los Alpes. Será por los preciosos puentes que unen ambos lados del pueblo, o por las casas donde la colada recoge el aroma del mar, o por la pasmosa y adorable tranquilidad que respiramos aquellas horas de veroño, Ea nos encantó. Acabamos la jornada en Lekeito, más bullicioso pero igualmente recomendable. Unas espectaculares vistas al mar y una imponente y deliciosa iglesia barroca presidía su bahía. 

Os dejo algunas fotos que no hacen justicia de lo visitado:

Gernika 
Ea 
Ea 
Lekeitio

18/11/14

Vieja serie, nueva adicción

Cuando era pequeña hubo una época en la que quise ser cirujana. Desconozco de donde venían tales aires de grandeza porque intuyo que en una sala de operaciones no duraría ni dos segundos. Supongo que, en parte, dichas ilusiones se vieron alimentadas por una serie que emitían en Televisión Española y que me gustaba mucho: Urgencias. Lamentablemente, esta gran producción fue muy mal tratada por nuestra querida televisión pública y perdí completamente el hilo de lo que les pasaba a Carter, Greene, Weaver, Benton y compañía en aquel hospital de Chicago. 

Hace un par de años hablando con una amiga recuperé la serie, pero no pasé de la primera temporada. No ha sido igual esta vez: ¡Con deciros que tengo aparcadas todas las nuevas temporadas de series que han arrancado desde septiembre! Voy ya por la temporada 10 (¡casi nada!) y tengo que reconocer que es una de esas series que -a pesar de tener un gran guión y mejores actores- la hacen grande sus personajes. Y, tristemente, poco a poco les ves decirnos adiós. Si no recuerdo mal el gran John Carter es el único que dura la totalidad de la serie y su evolución es alucinante. Pero se echa de menos a Doug Ross (los principios del guapísimo George Clooney), al Doctor Benton y a Mark Greene, entre otros. Los que van llegando, no están a su altura. 

Lo que más me ha llamado la atención de la serie es el poco éxito que han tenido posteriormente la mayoría de sus protagonistas. En cambio, como extras, he visto pasear por las sala de espera del County General a Jesse Pinkman (Breaking Bad), a Ted Mosby (Cómo conocí a vuestra madre), Cameron (Modern Family)... y una larga lista de afamados actores.  

En fin. Totalmente enganchada a la historia de John Carter, de estudiante a doctor de Medicina... y todo lo que acontece a su alrededor en un hospital durante ¡15 temporadas!

11/11/14

Los libros de mi infancia

Imagen vía Pinterest
Siempre me han enamorado esas fotografías de librerías infinitas en salones perfectos con miles de tomos colocados -aparentemente- a barullo pero, a buen seguro, con un orden desorganizado a gusto del propietario: por autores predilectos, por temática, por estilos, por ediciones... Acumulo escenarios similares a modo de inspiración en algún tablero en Pinterest; "algún día", pienso. Pero, siendo sincera, lo que de verdad me gustaría es recuperar el hábito de la lectura, un hábito al que entre trabajo, blogs, series, redes sociales y apuntes interminables de la UNED cada vez le dedico menos tiempo. 

Leo desde que tengo uso de razón. Mi madre me enseñó a leer en casa, antes de que nos enseñaran en el colegio. Fui una devoradora de libros compulsiva: Tardes de domingo, noches en vela para terminar algún libro, entre estudios... Nunca había tiempo suficiente. En una ocasión incluso me castigaron sin leer, porque había dejado lo que tenía que hacer por un libro. "Primero el deber". Y mi madre me echaba la bronca cuando tardaba una tarde en leer el último libro que había entrado en casa: "a ver qué lees ahora". No me importaba mucho. Tenía unos cuantos libros de cabecera que, pese a saber de memoria, leía y releía eternamente. Y aunque tenía mucho donde elegir, siempre acababa volviendo a tres colecciones inolvidables:

Los Cinco, de Enyd Blyton. Los cinco fueron mis mejores amigos literarios. Georgina, Julian, Dick y Anne; Jorgina, Julian, Dick y Ana en otras versiones. Y el inseparable Tim, mascota que dio nombre el primer perro que tuvimos en casa. Me encantaban las aventuras en las que se metían, la mayoría de ellas ¡en la isla de George!,  pero sobre todo, me encantaba el personaje de Georgina, 'George' y, cómo no, quería ser como ella. 

El pequeño vampiro, de Angela Sommer-Bodenburg. Estaba completamente enganchada a las historias de un pequeño vampiro, Rüdiger; que se hace amigo de un niño humano, Anton; y cómo entran uno en la vida del otro sin que los mayores se enteren. Anton incluso puede volar con una capa que le presta su amigo. ¡Un vampiro en el alféizar de la ventana! 

Ana la de las Tejas Verdes, de Lucy Maud Montgomery. Un clásico que no tiene nada que ver con los dos anteriores. Pero aún a día de hoy creo que me sé la vida de Ana de memoria, desde que llega a la casa de Marilla y Matthew hasta que sus hijos luchan en la Primer Guerra Mundial. Y mientras lo leía y releía y volvía a releer, me imaginaba cómo sería tener una hermana gemela como Diana y soñaba con viajar a la isla Príncipe Eduardo en Canadá.

Por supuesto, guardo esos libros (y todos los que he tenido) como oro en paño. No se me ocurre una herencia mejor para los que vengan detrás... Y, mientras recuerdo aquellas historias que alimentaron mi imaginación y que me acompañaron en tantas tardes de mi infancia, pienso en la lista de libros que  tengo acumulados para leer o de los que me gustaría que llenaran la librería de mi casa... Pero si eso ya, otro día ;)

4/11/14

Reto fotográfico octubre

Y seguimos avanzando en el reto fotográfico del año, aunque de pronto, este mes, se ha ampliado ligeramente... Es lo que tiene el calendario y sus fiestas... Así que en vez de 52 semanas de fotos serán 53. En octubre nos ha tocado:

31. Límites
32. Yo
33. Parecidos
34. Descanso
35. Halloween (he aquí el agregado, que yo he 'adaptado' como he podido...)







 Y aquí las fotos de marzoabrilmayojuniojulioagosto y septiembre 

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