25/2/14

Zu maite zaitudala...

Oinez zelai berdean, itsaso bazterrean, gailurrak ditut maite eta kresal usaina.
Itsas bazterreko ur gazi buztietan garbitzen dut arima ametsez betea.
Euskal Herri osoko mendi guztietan, etxean aurkitzen naiz, amaren besoetan.
Lurrean etzanda, goruntz begira, ni ohartzen naiz zu maite zaitudala. 


(Amaren besoetan / Sorotan Bele)




22/2/14

365 días

365 días desde que el tic, tac que comenzaba a sonar pesado y acelerado decidiera volar por los aires. Desde que la certeza se tornara en realidad y llenara mi vida de contradicción. Desde que lo bueno y lo malo se ocultaran al presente y sólo quedara ante mí aire puro, fe e incertidumbre. 

365 días desde que aprendí a aprender. 

365 días desde que las palabras me fallaron. Desde que lloré de tristeza mientras sonreía de felicidad. Desde que fui, aún más que nunca, mi prioridad. 

365 días desde que pasé de la amargura a la alegría, de ahí al dolor y luego al orgullo, después a la angustia y también la satisfacción. Al final, la impotencia dio paso a la mejor de las sonrisas. La más herida, la más trabajada, la más auténtica. 

365 días desde que remarqué una fecha. Desde que el calendario me hiciera, una vez más, esclava de mis recuerdos.

365 días desde que confirmé que merece la pena poner el corazón en cada etapa de tu vida. Incluso, o sobre todo, sabiendo que al final ni si quiera te devuelven los añicos.

1 año. 12 meses. 365 días para saber con certeza que si la vida diera marcha atrás volvería a posar, milimétricamente, mis suelas en las huellas que tracé. En las huellas que marqué en lo(s) poco(s) que aún queda de mí allí, de allí en mí. 

1 año, 12 de meses, 365 días desde que descubrí que si yo no me fallo a mí misma, nadie lo hará. 

4/2/14

Víctima del calendario

A pesar de que me bailen los números de algún que otro cumpleaños, lo cierto es que tengo una gran habilidad para esconder fechas en cualquier rincón de mi memoria. Soy esclava del calendario, de los días que me marcaron, los que me golpearon y me hicieron llorar, los que me hicieron avanzar, los que me hicieron reír y también enamorarme. Fechas que me recuerdan dónde estuve, qué decidí y en qué acerté. Simples efemérides de momentos que ya no volverán, de instantes que ojalá pudiera repetir en bucle o simples aniversarios que gustan celebrar. Es la tiranía de un calendario que me aferra a todo lo que me ha modelado, a lo que soy y a lo que nunca debo olvidar. Bendita esclavitud. 


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